La cultura evidentemente es un producto de la interacción humana, sin embargo, los contenidos y significados culturales se diversifican y enriquecen con base en el contexto histórico-geográfico que les da sustento. En los orígenes de la humanidad podemos imaginar un panorama paradójico y contradictorio, es decir, la humanidad se encuentra con una madre naturaleza prodiga en recursos naturales, benévola y generosa, pero por la otra, salvaje, caótica y mortal. Estas condiciones iniciales de la vida humana en su hábitat terrestre, en principio dieron las pautas para la aparición de una incipiente cultura que de manera recursiva y diacrónica se configuraba y establecía los parámetros socioeconómicos, éticos y morales, de forma gradual y consistente con su momento histórico.
La cultura vista desde una perspectiva simbólica se gestaba, empezaba por reconocer formas de comunicación con signos y símbolos que significaban y resignificaban la expresión de necesidades básicas y de socialización en ciernes. Sí a partir de ese momento hubiéramos tenido la capacidad de registrar nuestra memoria colectiva, seguramente hoy nuestra perspectiva de interpretación y comprensión de la cultura seria más consistente y congruente con la realidad.
Con esto quiero decir, que no existen normas o leyes universales a partir de las cuales demos una interpretación más o menos precisa y específica de lo que es la cultura, pues considero que cualquier disciplina o ciencia e inclusive individuos, tienen una interpretación mediada por sus cogniciones y experiencias particulares, es decir, que no obstante, la profundidad o conocimientos propios de la ciencia o disciplina que se trate, siempre será una mera aproximación interpretativa desde su punto de vista muy particular. Lo que conlleva, a que existan un sin número de definiciones acerca de este constructo social.
Así pues, la cultura vista como un producto de la convivencia y del desarrollo humano de los distintos pueblos sobre la tierra, y retomando la concepción de Geertz, representa entonces, el estilo y forma de vida adquiridos a través de la historia mediante la significación y resignificación de los contenidos simbólicos de las expresiones sociales de la comunicación e interacción humana.
Por ello, considero que en este caso la cultura es una ciencia interpretativa en busca de significaciones -y agrego- dinámica y en constante resignificación de los contenidos culturales, aquí el problema es, quien o quienes tienen la posibilidad de influir de manera más importante en esta resignificación de los contenidos culturales.
Lo que podemos responder es que sin duda la ideología dominante será en mayor medida la responsable de influencia en este proceso, puesto que, la cultura entendida como parte de la ideología, y a esta como producto de la estructura socioeconómica y política, obedece principalmente a los fines y propósitos de la clase dominante.
Sin embargo, esto no obsta para que como lo plantea Paulo freire actuemos en el campo educativo en la orientación de construir una cultura desalienante, crítica y reflexiva que forme a estudiantes con un perfil diferente y con una ética libertaria y autónoma.
En esta orientación, la construcción y transformación de la cultura y el respeto a su diversidad y tolerancia tiene su principal soporte en la educación desde la cual podremos influir en este intento de modificar los significados y símbolos recursivos y resignificados que produzcan un nuevo perfil de ser humano en beneficio de una mayor tolerancia, fraternidad y libertad en la vida del hombre.
Actualmente la gran mayoría de las transformaciones y cambios que se están presentando se basan en los intereses del mercado y su expansión, de nosotros depende que en este desarrollo el ser humano sea el eje principal de partida, el ser humano que sea capaz de transformar la economía internacional, el futuro del desarrollo del mundo y el lugar que cada nación ocupe en él, con el propósito de mantener y desarrollar una cultura de convivencia en armonía con su entorno social, político, económico y ambiental.
Desde esta perspectiva, no solo se trata de formar y educar a los estudiantes universitarios con el propósito de que se familiaricen con los avances científicos-tecnológicos que le servirán, en el presente y en el futuro, como puntos de partida para las interminables búsquedas de conocimiento, y para la adaptación a un mercado laboral cambiante, agresivo y excluyente, sino que, además es necesario darle una orientación distinta a su formación, promoviendo una ética y cultura que considere las transformaciones tan aceleradas que se están dando en nuestra época con una orientación eminentemente humanista, que tenga como objetivo principal el tener una participación activa en la defensa y consolidación de los derechos humanos, mejorar la calidad de vida de su comunidad, la sociedad y su medio ambiente, manteniendo la prevaléncia de nuestros principios, valores y tradiciones culturales, sobre aquellos de carácter económico contrarios a la ética humanista, de equidad y de justicia.
Sin embargo, es muy importante resaltar que nos encontramos en un mundo que nos es adverso, en un mundo en el que el ser humano es lo que menos importa, puesto que se trata de ganar más con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible, sin importar el nivel y la calidad de vida de aquellos que hacen posible la producción.
El trabajo es difícil pues nos encontramos ante un aparato ideológico sumamente poderoso que no obstante dice defender nuestra identidad cultural, pero en la práctica hacen todo lo contrario baste mencionar algunos ejemplos que se expresan en los mass media; series de televisión extranjeras con contenidos de suma violencia, valores y costumbres que en ellos se manifiestan contrarios a nuestra idiosincrasia y promoción de una cultura hegemónica que cada vez se apodera más de la mente y costumbres de nuestra sociedad en perjuicio principalmente de nuestra juventud.
Por otra parte, en la actualidad en nuestro contexto social la cultura es entendida como sinónimo de educación, por lo menos a nivel del sentido común. Sin embargo, esta consideración dista de manera importante de lo que realmente significa.
La educación hoy es entendida ( por una buena parte de la población) como la capacitación en adquisición de habilidades y destrezas regularmente orientadas al buen desempeño de tareas de tipo profesional y laboral y, en menor medida o con menor énfasis orientada al conocimiento de nuestras raíces y sustento cultural contemplado en el legado de nuestros antepasados. Asunto que dificulta aún más nuestra labor.
Esperamos que, estos espacios de análisis y reflexión se multipliquen y extiendan nos solo por el campus universitario, sino que también, pueda trascender los muros de nuestra institución con el propósito de difundir y ampliar el ámbito de la discusión y el análisis, a otros espacios educativos y ciudadanos que impacte a la sociedad en su conjunto, y con ello se camine a paso firme en la reorientación del rumbo que deba seguir el ser humano y su entorno.
(Texto propiedad de: www.peu.buap.mx/Lazaro/ensayo%203diplo.htm)